Características del NIÑO en sus primeros años desde lo filosófico, político y del desarrollo humano. - Mundo Inicial
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Características del NIÑO en sus primeros años desde lo filosófico, político y del desarrollo humano.

El niño y la niña en sus primeros años

La infancia es la etapa en donde se observan las mayores transformaciones físicas y cambios psicológicos, que se evidencian a medida que el niño o niña va experimentando e interactuando en situaciones más c omplejas.

En la actualidad se ha dado un salto cualitativo en el enfoque y propuesta de atención a la infancia. Es así que desde la Dirección de Educación Inicial concebimos a los niños y niñas como:

a. Sujetos de derechos
Los niños y niñas son sujetos de derechos aún cuando se encuentran en proceso de desarrollo y maduración. Son seres individuales aunque dependientes de la madre, padre o adulto cuidador (Unicef e INEI, 2008), cuya singularidad e individualidad deben ser reconocidas en todos los ámbitos de su desempeño y exigir que se cumplan sus derechos estipulados en los acuerdos nacionales e internacionales. Nuestro país, como Estado firmante de la Convención de Derechos del Niño, es garante de su reconocimiento y realización.

b) Sujetos de acción más que de reacción
Los bebés llegan al mundo dotados de capacidades para percibir, moverse, comunicarse, relacionarse en el entorno y aprender; estas capacidades les permiten observar, intervenir e interrelacionarse de acuerdo a sus posibilidades e iniciativas, transformando su entorno y a ellos mismos. La acción es lo que permite a los bebes explorar, conocer y formar su pensamiento. A pesar de su dependencia, los bebés no son seres pasivos, tienen un gran deseo de conocer el mundo que los rodea. Para desarrollarse armónicamente requieren descubrir lo que les rodea, básicamente a través de la exploración libre, la actividad autónoma, el juego y el establecimiento de relaciones interpersonales basadas en el respeto y la seguridad física y afectiva.

c) Sujetos abiertos al mundo
Los niños y niñas son seres abiertos al mundo y a todo lo que les rodea. Son capaces de tener iniciativa y en todo momento se encuentran en una actitud de apertura e interés hacia el medio que los rodea, ya sean siendo bebés o niños y niñas de mayor edad.

Ofrecer un entorno adecuado: cálido, respetuoso, con objetos a su alcance, que desafíen sus potencialidades, alentará su disposición a conocer y a descubrir el mundo. Por ejemplo, a los 3 meses, el bebé podrá explorar su mano con enorme atención, como si fuera el objeto más fascinante del mundo. Conforme vaya creciendo, se interesará por representar las actividades de sus padres, imitándolos a través del juego simbólico, entre otras actividades.

d) Seres sociales
Toda persona nace dentro de una familia, comunidad y cultura; está influenciado por su origen, historia, lengua, región geográfica y valores que le permiten mirar, sentir, pensar y actuar en el mundo de una determinada manera y establecer relaciones de pertenencia. Por ejemplo, los niños y niñas desde que nacen establecen relaciones con la madre, padre o adulto cuidador. Con ellos se generan las primeras relaciones vinculares de afecto, comunicación, cuidado y protección; lo que fomentará la formación del sentimiento de seguridad, que permite a niños y niñas interactuar de manera libre, autónoma e independiente.

e) Seres únicos y con capacidades diferentes
Cada niño y niña es único y diferente de otro, tiene características propias y ritmos de desarrollo y aprendizaje particulares que deben ser reconocidos. Esta singularidad es afianzada por el contexto en el que se desenvuelve. En un país con la diversidad geográfica y cultural como el nuestro, donde los entornos no son iguales, los niños y niñas se van desarrollando de diferentes maneras.

f) Seres que se desarrollan de acuerdo a su madurez
Como señala Wallon (1976), la maduración es la condición previa para que se dé el aprendizaje; es decir, el niño o niña requiere del equipamiento neurobiológico, emocional, cognitivo y social para que pueda aprender; si no está maduro, no aprende de la mejor manera y se puede forzar y violentar su desarrollo armónico e integral. El niño o niña al encontrarse en proceso de maduración (físico, cognitivo y afectivo) requiere de un acompañamiento que respete su ritmo para aprender, sin dejar de lado el proporcionar ciertos retos y desafíos que estimulen sus expectativas.

El sobre-exigir a un niño o niña cuando no está lo suficientemente maduro, demanda que utilice otros sistemas -ya maduros- pero no pertinentes o necesarios para la tarea a realizar. Por ejemplo, esperar que los niños o niñas de cinco años aprendan a escribir, cuando se encuentran en proceso de desarrollar su motricidad fina. Esto ocasionaría distorsiones, bloqueos o deformaciones de la experiencia de aprendizaje de la percepción de logro y autoafirmación.

g) Seres integrales
Los niños y las niñas son seres que se desarrollan de manera integral, es decir, desde el movimiento, emoción, comunicación (verbal y no verbal) y el pensamiento. El trabajo pedagógico se debería abordar de la misma manera, considerando la integralidad del niño y de la niña.

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Guía: ntorno educat ivo de calidad en Educación Inicial (pag. 11)

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